Παρασκευή 30 Νοεμβρίου 2018

Cuando la naturaleza entra de manera antropogénica en la metrópolis

 
Cada vez el paseo en el parque lineal que se extiende a lo largo de las orillas del río Manzanares, actúa como una nueva revelación. Esto se debe a la excelencia del proyecto con el resultado que provoca, el reingreso de la naturaleza en la ciudad. Un ambicioso proyecto que ha permitido que la antigua autopista M-30 sea subterránea, y gracias a esto, se revitalizaron las aguas del río Madrileño. Al mismo tiempo, se restauró la biodiversidad de los ecosistemas de las áreas que atraviesan las aguas de Manzanares a través de la red urbana.


   
Entre 2003 y 2007 se llevó a cabo la obra de soterramiento del arco oeste de la M-30 en el ámbito del río, obra que hizo posible la eliminación del tráfico en superficie y la consiguiente liberación de más de cincuenta hectáreas de terreno ocupado anteriormente por las calzadas. A esta superficie se sumaron otras casi cien hectáreas correspondientes a los diferentes suelos infrautilizados adyacentes a la autopista.
El parque Madrid Río es una calle peatonal plantada de árboles de alta vegetación, un área recreativa construida entre 2006 y 2011 en ambas orillas del río Manzanares, que se situa encima de la ruta subterránea de la carretera regional M-30.


 
El parque Lineal de Río Madrid es un ejemplo típico de regeneración metropolitana, lo que significa el surgimiento de nuevos espacios y la integración de otros en un proyecto que gira en torno a tres pilares:
- el medio ambiente,
-
el eje del entretenimiento y
-
la esfera deportiva.
Pero sobre todo, requiere la desaparición de una gran barrera que dificultó la comunicación entre dos
zonas geográficas de diferentes clases sociales y dividia la ciudad en dos partes.


Por tanto, los beneficios obtenidos al enterrar la antigua autopista, obviamente, no han quedado reducidos a la mejora de ciertos aspectos de la movilidad urbana, ni siquiera a la rehabilitación local de los barrios, sino que pueden adquirir en un futuro próximo, una dimensión de gran escala que necesariamente deberá repercutir en las relaciones entre la ciudad y el territorio, entendidas en su mayor alcance. Los inicios del proyecto pasaron por el intento de comprender en su totalidad las cualidades geográficas de la cuenca fluvial. Las características del territorio y la diversidad de sus elementos naturales constituyen un conjunto de claves que han sustentado muchas de las ideas contenidas en el estudio.



El proyecto se ha concebido en sucesivas aproximaciones o escalas a partir de las que se ha aplicado la reflexión sobre el campo de juego, obteniendo respuestas o soluciones diversas, desde el ámbito territorial o estratégico al local o específico.
En la escala territorial se han establecido los parámetros de partida para que, en el medio plazo, sea posible la regeneración de las márgenes del río en toda su longitud, como verdaderas áreas de integración entre el paisaje y la actividad humana, bajo un entendimiento contemporáneo capaz de superar el antagonismo implícito en el binomio urbano-rural.


En la escala urbana, el proyecto incorpora el río como doble línea de fachada inédita y configura un conjunto enlazado de espacios verdes que se infiltra en la ciudad; establece en la superficie un nuevo sistema de movilidad y accesibilidad; incrementa la integración y calidad urbana de los barrios limítrofes al río; protege y revaloriza el patrimonio histórico y detecta áreas de oportunidad que, sobre este ámbito de nueva centralidad, serán capaces de generar un cambio potencial del conjunto de la ciudad en el largo plazo.


   
Las familias, formas y asociaciones de especies vegetales seleccionadas provienen de la extrapolación del estudio de la cuenca del río y su adaptación, en cada caso, al medio urbano específico. La ordenación de los distintos entornos y su caracterización como lugares de uso público se ha producido teniendo en cuenta, por un lado, las funciones requeridas y las necesidades detectadas en cada distrito y por otro, la capacidad de conformar espacios habitables, inherente a los conjuntos organizados de vegetación de distinto porte.

 
La solución se concreta en tres unidades de paisaje principales. Primero, el Salón de Pinos, o corredor verde que discurre por la margen derecha del río. Es la estructura que permite la continuidad de los recorridos y reacciona en su encuentro con los puentes existentes dando lugar a distintos tipos de jardines de ribera (Jardines bajos de Puente de Segovia, Jardines del Puente de San Isidro, Jardines del Puente de Toledo y Jardines del Puente de Praga).

 
Segundo, el enlace definitivo del centro histórico (representado por la imagen imponente del Palacio Real y la cornisa elevada de la ciudad), con la Casa de Campo, parque de más de mil setecientas hectáreas. En este entorno se incluyen la Avenida de Portugal, la Huerta de la Partida, la Explanada del Rey y los Jardines de la Virgen del Puerto.

Tercero, la ancha franja sobre la ribera izquierda donde se sitúa el conjunto del Parque de la Arganzuela (enterioni.blogspot.com/2017/11/el-palacio-de-cristal-de-arganzuela.html) que incluye el centro de creación de arte contemporáneo de Matadero, y que representa la mayor superficie de espacio verde unitario de la propuesta.

 
Además de estas tres grandes operaciones paisajísticas coherentes entre sí, el proyecto propone ciento cincuenta intervenciones de diferente carácter, entre las que destaca el sistema puentes que dotan de un inédito grado de permeabilidad al cauce. Se han desarrollado soluciones sobre más de veinte puentes o pasarelas sobre el río, rehabilitando las siete presas, reciclando algunos puentes existentes y creando nuevos pasos, unas veces con un lenguaje silencioso y otras, intencionadamente expresivo.

 
La construcción del espacio se plantea como una gran arboleda que contiene varios paisajes, algunos más naturales y otros más construidos, configurados por una variación de especies, alturas, densidades y texturas. De este modo el parque, concebido como un retazo de la cuenca del río, incorpora tres áreas botánicas: bosque mediterráneo, bosque atlántico y fronda de ribera. El carácter de estos paisajes interiores está relacionado con los trazados longitudinales del parque, con árboles que siguen los caminos y las sendas, con sotos y bosques que emergen sobre la topografía.


Con el soterramiento de la autopista, Madrid dispone ahora en este punto de 33 hectáreas de espacios libres que forman el mayor parque del proyecto. Éste se ha concebido como un gran espacio en el que el río se ha retirado dejando su huella ancestral. Está organizado con diferentes líneas que se entrecruzan, como surcos por los que pasó el agua, dejando entre sí espacios para distintos usos.  
Estas líneas, de carácter marcadamente longitudinal, son los caminos de distinta especie que recorren el espacio de norte a sur. Un camino más plano y ancho (el Camino Rápido), otro más sinuoso y de pendiente variable (el Camino Lento) y una franja empedrada de márgenes frondosos, que vertebra el centro del parque.

 
Madrid Río es un enorme enclave lúdico y cultural tanto por los monumentos históricos e instalaciones de ocio y cultura que alberga, como por ser punto de referencia desde el que poder contemplar y entrar en contacto con el Madrid monumental.
Desde el punto de vista lúdico el nuevo ordenamiento de la ribera del Manzanares ofrece un marco extraordinario para pasar un buen rato en familia. Los niños se lo pasan en grande en las 17 áreas de juegos infantiles que podemos encontrar a lo largo del Salón de Pinos, todas ellas con columpios fabricados con materiales sostenibles y naturales como la madera y la cuerda de cáñamo, que forman telas de araña, hamacas, puentes colgantes o lianas para trepar. Cada zona tiene características diferentes según edades, por ello hay zonas habilitadas para niños de corta edad y otras para más mayores que se basan en la habilidad, el equilibrio y la fuerza.


Como en una acción microquirúrgica el proyecto incorpora, eslabón por eslabón, una cadena de fórmulas de integración del río en la ciudad y de la ciudad en el río. Son elementos que garantizarán el contagio de los nuevos valores de las orillas regeneradas sobre los ámbitos y barrios cercanos. Con este efecto de resonancia, se prevé una sucesión de operaciones que aseguren una renovación de gran alcance. De manera irreversible, se está fraguando una radical metamorfosis, sin precedentes para la ciudad de Madrid.

Para ver más fotografías y leer el texto en griego, usted puede seguir el enlace: enterioni.blogspot.com/2018/11/blog-post.html


Fuentes



Las fotografías han sido realizadas en el ecositema del Parque Río Madrid.
Fotografías y texto: Dimitris V. Geronikos

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